Arte y Educación Ambiental. #26oct #EA26

El mundo del arte tiene una función estratégica fundamental, usar su creatividad e imaginación para mostrar a la ciudadanía, a través del impacto y la posterior reflexión, imágenes, sonidos o textos que pueden llegar muy lejos y a muchos públicos, y que sin duda son un complemento perfecto para los discursos que surgen desde la educación ambiental y que apelan a la razón y a los sentimientos. Es la herramienta perfecta para imaginar el futuro al que debemos dirigirnos aportando utopías que ayuden a combatir un discurso distópico cada vez más generalizado. Y sin olvidar que también puede ser una vía para aportar soluciones individuales y colectivas sobre las que construir la acción que alimenta el trabajo de la educación ambiental.

Por eso hemos elegido este tema para charlar un rato el próximo miércoles 26 de octubre a las 18:00 en TWITTER con el hashtag #EA26_arte 

Cerrada por pandemia. #EducaciónAmbiental #EA26. 26/03/2021

En estas fechas, muchos andamos recordando dónde estábamos y qué planes teníamos hace un año. Justo cuando muchos planes y proyectos se quedaron en suspenso.

También muchos puestos de trabajo.

Hace pocos días, un reportaje de Canal Sur, cifraba en 5.000 los puestos de trabajo de educación ambiental en peligro en Andalucía. Esta noticia, a pesar de lo llamativo de la cifra, tuvo muy poca repercusión y prácticamente ha pasado desapercibida. Poco más allá del reportaje y algún comentario en redes.

El sector de la educación ambiental es uno más de los puestos de trabajo se han paralizado durante meses. Un importante porcentaje de esos trabajos no se han recuperado todavía y no se sabe si llegarán a recuperarse en algún momento. Durante este tiempo muchas han sido las reivindicaciones de ayudas a los sectores más afectados por el parón que ha supuesto la pandemia.

¿Qué diferencia el sector de la educación ambiental de otros que reclaman (y en ocasiones consiguen) ayudas económicas para superar esta crisis, que aparecen repetidamente en los medios, que cuentan con apoyo institucional para recolocar a las personas que han perdido sus puestos de trabajo?

Puede ser que en parte la respuesta está en que gran parte de esos 5.000 puestos de trabajo perdidos en Andalucía y de los otros miles perdidos en el resto de autonomías fueran puestos temporales y precarios ocupados por personas que no sentían la educación ambiental como una posibilidad de trabajo profesional a largo plazo si no una dedicación temporal.

Muchas de las personas que hace un año se dedicaban a la educación ambiental han decidido buscar una salida profesional en otros sectores que les proporcionen mayor seguridad o mejores condiciones de trabajo.

Puede que lo que diferencia al sector de la educación ambiental de otros que están llevando a cabo más reivindicaciones es que gran parte de las personas que han perdido su trabajo en este sector, no se han planteado siquiera luchar por él. Y las personas que han podido conservarlo están demasiado ocupadas para poder dedicar tiempo a pedir las ayudas necesarias para conservar más puestos de trabajo.

Evidentemente hay muchas y muy buenas excepciones y se están haciendo muchos esfuerzos para que esta pandemia sanitaria no acabe con un sector acostumbrado a vivir entre crisis y de ellas hemos hablado ya en #EA26 durante los últimos meses.

Entre otras, en mayo de 2020, se publicó el documento de Medidas Urgentes de Carácter General elaborado por el equipo de personas expertas en Educación Ambiental que participan en la elaboración del Plan de Acción de Educación Ambiental (#PAEAS). Un documento que pretendía poner sobre la mesa de las administraciones públicas cuáles eran las necesidades más urgentes del sector.

El próximo 26 de marzo te invitamos a debatir una vez más sobre las consecuencias que esta crisis sanitaria tiene y tendrá en la educación ambiental. Como siempre intentando buscar soluciones y aportar visiones optimistas aunque a veces parezca que cueste encontrarlas.

Te esperamos el viernes 26 a las 18:00, como siempre en twitter utilizando #EA26.

El día mundial de la educación ambiental. Retos para una educación ambiental transformadora en un mundo en crisis

Este pasado 2020 la pandemia ha demostrado muchas cosas. Por un lado, la necesidad de una mayor inversión en ciencia, una mayor reconexión con la naturaleza y la necesidad de muchos cambios sociales, económicos y políticos para las siguientes amenazas que se ciernen sobre las sociedades humanas. 

Por otro lado, la crisis ecosocial, que ya era evidente antes de la pandemia del coronavirus, obliga a transformar las realidad hacia una nueva sociedad más justa, sostenible y resiliente, para lo que es imprescindible una ciudadanía formada y concienciada

Para ello desde #EA26 impulsamos varias acciones. 

En primer lugar, exigimos la inclusión de una competencia ecosocial, como imprescindible para la salud. Desde #EA26 en 2020 se recogieron más de 2000 firmas para la inclusión de una competencia ecosocial en el currículum de la nueva ley educativa.

En la nueva LOMLOE, se hace referencia a “promover una cultura de la sostenibilidad ambiental y de la cooperación social para proteger nuestra biodiversidad. Las Administraciones educativas favorecerán, en coordinación con las instituciones y organizaciones de su entorno, la sostenibilidad de los centros, su relación con el medio natural y su adaptación a las consecuencias derivadas del cambio climático. Asimismo, se garantizarán los caminos escolares seguros y promoverán desplazamientos sostenibles en los diferentes ámbitos territoriales, como fuente de experiencia y aprendizaje vital”

Sin embargo, entendemos que tratar contenidos como el cambio climático, la pobreza o las energías renovables no garantiza que se esté realizando Educación Ambiental. Si, entre otras cuestiones, no hay protagonismo del alumnado, ni empoderamiento frente a los problemas de su entorno, ni oferta de escenarios para la propuesta y ejecución de una acción transformadora individual y colectiva, ni desarrollo de resiliencia… no se está haciendo Educación Ambiental. Debemos entender que la transmisión de conocimientos acerca de las problemáticas ambientales que vivimos actualmente no conlleva directamente una motivación para actuar en sus soluciones, que es lo que intenta lograr la educación ambiental.

Por otra parte, desde #EA26 planteamos una Educación Ambiental que comprometa y capacite a las personas en la acción para superar los problemas ecosociales y mejorar la relación de las personas entre sí y con la biosfera.

Los próximos retos pasan, en primer lugar, por dignificar el campo de la Educación Ambiental y la profesión con puestos de trabajo y sueldos acordes a la importante tarea que realizan. Por integrar y potenciar esta profesión en la gestión ambiental, administrativa y ejecutiva. Los equipos decisores necesitan contar con educadoras ambientales que ofrezcan el contexto necesario y la oportunidad de hacer las cosas de otra manera, en la que la participación ocupa un lugar principal.

Unido al anterior punto, desde #EA26 exigimos la visibilización de la Educación Ambiental. La Educación Ambiental está invisibilizada cuando más se la necesita. En un contexto de emergencia sanitaria mundial, la Educación Ambiental debe emerger como un proceso educativo que ayuda a entender la situación, a concienciarse, a empoderarse y a tomar postura con propuestas y acciones que cambien las cosas.

Otro reto es la formación docente. El profesorado necesita urgentemente formarse en los problemas ecosociales, en sostenibilidad, en metodologías que den protagonismo al alumnado: cambiar la manera de enseñar, para poder cambiar el mundo.

Para todo esto es necesario que haya una apuesta decidida por un cambio social y económico que pasa por una dotación presupuestaria que permita recuperar un sector que, como en 2008, está en situación de riesgo de desaparecer. 

El PAEAS, Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad

La herramienta en la que gran parte del sector tiene puestas parte de sus esperanzas es el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, PAEAS, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD)

Tras su anuncio en diciembre de 2019 en la Cumbre de Cambio Climático COP25 por parte de la Vicepresidenta Teresa Ribera, se puso en marcha un proceso de participación experta durante la primera mitad del 2020, implicando a unas 300 personas, que dio como resultado un documento con 141 propuestas de acciones prioritarias, en el ámbito de los 10 grupos de trabajo sectoriales constituidos: Administración General del Estado; Comunidades Autónomas; Administraciones Locales; Sector Privado (Empresas/Fundaciones); Organizaciones sociales y ambientales, Movimientos ciudadanos y de la juventud y Sindicatos; Profesionales de la Educación Ambiental y Equipamientos Ambientales; Medios de Comunicación y Entorno digital; Espacios Naturales Protegidos; Educación no Universitaria y Comunidad Educativa; Universidad. 

Esas más de 140 propuestas de las personas expertas, elaboradas en pleno confinamiento, establecen un presente y futuro de la educación ambiental, que pasa por fortalecer el sector, dignificar a las profesionales de la educación ambiental y desarrollar planes y programas consolidados ante la crisis social, ambiental, climática y de salud en la que nos encontramos. 

Sin embargo, este plan ha visto cómo ha ido retrasando sus fases posteriores, su aprobación y puesta en marcha, responsabilidad del MITERD, que lidera el proceso, y se está a la espera de su reactivación y finalización.  

Desde #EA26 consideramos que es imprescindible que el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, PAEAS, desarrolle la totalidad de las propuestas por parte de las expertas, su puesta en marcha lo más urgente posible y se dote de presupuesto, como ocurre en países de nuestro entorno, de forma que rescate y consolide una educación ambiental más necesaria que nunca.

Como muestra del compromiso con el sector y con la sociedad celebramos el pasado día 26 de enero de 2021, Día Mundial de la Educación Ambiental, con diversas acciones entre las 16:30h y las la 19:30h. 

  • de 16:30 a 18:00 h una jornada con la participación de más de 20 personas en la que charlaremos de temas relacionados con la comunicación, la educación, los equipamientos y la salud. Además se comentará la situación del PAEAS. En el canal de Youtube de #EA26
  • de 18:00 a 19:00 h, encuentro en Twitter #EA26
  • de 19:00 a 19:30 h entrega del II Premio de Educación Ambiental #EA26. A través del canal de Youtube de #EA26. 

Por una educación ambiental visible #EAvisible

El lunes 21 de diciembre de 2020 a las 11:02 dará comienzo el invierno astronómico. Este 2020 será probablemente más cálido de lo habitual en España como nos adelantaba hace unos días la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ….

Y la Educación Ambiental, que debería ser una de las grandes apuestas de esta sociedad para hacer frente a la emergencia climática… Es, sencillamente, INVISIBLE. 

Con la idea de visibiliar la Educación Ambiental, hemos elaborado este calendario con educadoras ambientales realizando #EducaciónAmbiental por una educación ambiental visible

#EAvisible

Desde #EA26 ponemos a tu disposición el calendario con las imágenes que hemos preparado y el calendario completo en formato pdf.

Calendario Visibiliza la Educación Ambiental

 

LA EDUCACIÓN AMBIENTAL COMO SERVICIO PÚBLICO (versión extendida) #EAServicioPúblico

Este texto es una cesión de Miguel Pardellas Santiago y Pablo Á. Meira Cartea

Miguel es Socio de la Cooperativa sin ánimo de lucro Feitoría Verde (miguelpardellas@feitoriaverde.com) y Pablo es profesor titular en la Facultad de CC. de la Educación de la Universidade de Santiago de Compostela (pabo.meira@usc.es).

Ambos son miembros del Grupo de Investigación en Pedagoxía Social e Educación Ambiental (SEPA-interea)

Nota previa de los autores:

A raíz de los correos que recibimos después de la publicación de la primera versión de este artículo (https://praza.gal/opinion/a-educacion-ambiental-como-servizo-publico), decidimos revisar algún párrafo y añadir un último apartado de “política ficción”, con propuestas especificas para la incorporación de la EA como servicio público de facto.

Este trabajo de concreción tenía también su motivación en la publicación del texto en la “Firma del Mes” de la Carpeta Informativa del CENEAM correspondiente a octubre de 2020. A día de hoy (30/11/2020), esta Carpeta no ha visto la luz, como tampoco la correspondiente al mes de noviembre. Según parece, alguien en el laberinto de la administración del Estado ha decidido paralizar la edición de la Carpeta. Quizá haya sido casualidad o quizá no, que este interruptus haya coincidido con la publicación de nuestro ensayo, quién sabe (acaso sería mejor decir, ¿quién lo sabe?), pero lo cierto es que ha sido así. Ya sería un enorme despropósito que para matar una pulga se cargasen a todo el elefante… Hay que aclarar que en este extraño suceso no hay responsabilidad alguna del personal del CENEAM que, como siempre, ha actuado de la mejor manera posible. Lo ocurrido refuerza, tristemente, el panorama gris, casi negro, del engarce de la EA en las políticas públicas del estado. Sin peso estructural, sin recursos y, si te mueves, no sales en la foto.

Paradójicamente, el hecho de que este texto no haya podido ver la luz en la Carpeta del CENEAM, refuerza la tesis central que en él se defiende: la consideración de la EA como un servicio público fundamental para el impulso de la transición socio-ecológica que precisa iniciar la sociedad española y la humanidad en su conjunto para convivir en una biosfera cuyos equilibrios hemos trasgredido hasta el punto de amenazar la dignidad de nuestra existencia. Esperemos que lo que pretendía ser una reivindicación de la EA como servicio público no acabe por convertirse en el epitafio del CENEAM; un ejemplo de cómo este desiderátum se puede concretar con inteligencia -también emocional-, empatía y capacidad de liderazgo en un Estado plural y complejo como es el español.


Como otros muchos ámbitos sociales y profesionales, el de la Educación Ambiental (EA) observa con preocupación más que legítima el escenario que se presenta en los próximos meses. Aún con muchas incógnitas, ni los proyectos ni las actividades enmarcadas en lo que se denomina EA parece que vayan a continuar en las mismas condiciones; sea por las actividades que requieren de una interacción directa, por los espacios en los que se realizan, por el distanciamiento forzado de las potenciales personas destinatarias o por el abandono de este tipo de “inversiones” por parte de actores públicos y privados al considerar que se deben priorizar la respuesta a otras necesidades e intereses.

Los antecedentes son poco halagüeños: la crisis del 2008 asoló un campo ya de por si precarizado que, lejos de recuperarse en la década transcurrida, ha abocado a muchos y muchas profesionales de la EA a abandonar el campo y, en el mejor de los casos, a buscarse la vida en otros ámbitos profesionales (ocio y tiempo libre, turismo, deporte, cultura, etc.), en el mejor de los casos.

Desde el inicio de la pandemia se ha escrito mucho sobre la necesidad de revalorizar los servicios públicos como soportes esenciales para los tiempos de crisis. Incluso, algunos neoliberales reconocidos han elogiado e incluso han puesto en valor la sanidad pública, celebrando las bondades de un Estado fuerte, capaz de sostener y remendar los destrozos de una crisis imprevista –por lo menos para ellos – en su vertiente sanitaria, pero también en la económica. El coronavirus ha revelado, sin paliativos, las costuras de unos servicios públicos adelgazados, precarizados y vilipendiados.

Nos van a permitir no profundizar aquí en los múltiples debates sobre qué tipo de estructura pública reforzar y sobre cómo financiarla. Eso sí, no vamos a negar que nos gustan más los adjetivos “descentralizada”, “coordinada”, “participativa”, etc. y, sobre todo, que apostaríamos por unos servicios públicos centrados en la salvaguarda de los bienes comunes y del bien común.

En este contexto, ¿cabe considerar que la EA es o debería ser un servicio público?

Vayamos a la definición. Se entiende que los servicios públicos son el conjunto de bienes y actividades que, a través de su administración directa o indirecta, un Estado le garantiza a su población para que pueda, con mayor o menor diligencia, atender a sus derechos y responder a sus necesidades para alcanzar una mayor igualdad de oportunidades y mejorar la calidad de vida.

Sin duda, la Educación, en general, y la EA, en particular, encajarían en esta concepción, más aún en un contexto de emergencia climática como en el que nos encontramos, con la necesidad urgente de emprender transformaciones sociales y ambientales de gran calado, preferiblemente sin dejar a nadie en el camino. Lo que está en juego es, ni más ni menos, que la posibilidad de que nuestra especie tenga una vida digna en sociedades que combinen justicia y equidad social y sostenibilidad ambiental.

A la vista del débil peso de la EA en el sistema educativo y de las inercias seguidas por la mayor parte de las administraciones autonómicas y municipales, no es descabellado afirmar que la fórmula preferente para promover iniciativas de EA ha sido la gestión indirecta, dejando en manos de empresas, cooperativas y asociaciones la mayor parte de las iniciativas, actividades y proyectos. Esta fórmula no tiene por qué ser necesariamente mala, pero ha propiciado, a nuestro entender, una dinámica de precarización que ha dado lugar a múltiples contradicciones entre el compromiso ambientalista de muchos y muchas profesionales de la EA y la necesidad de subsistir. Y también ha penalizando la calidad y, sobre todo, la coherencia entre la oferta educativa real y los supuestos objetivos de una EA que permita avanzar hacia sociedades más justas, equitativas y sostenibles. En este contexto abundan trabajos generalmente mal pagados, en los que las precarias condiciones laborales a duras penas se compensan con altas dosis de voluntarismo que, a su vez, se pagan con grados crecientes de insatisfacción y burnout laboral. También tienden a priorizarse proyectos y actividades “para la galería”, diseñadas para el “lavado verde” de administraciones y empresas, sin aspiraciones reales de cambio; si bien, no pocas veces, queda el consuelo de que tales actividades caigan en manos de activistas del ambientalismo y el ecologismo, capaces de introducir pequeñas píldoras de crítica y rebeldía.

Con todo, la mayor parte de estas respuestas educativas, mímicas y desenfocadas, no parecen las más propicias para impulsar la transición socio-ecológica que demanda la emergencia climática, por identificar el reto ambiental más apremiante que hemos de enfrentar en este siglo. La alternativa resulta evidente, necesitamos una EA que contribuya a la resiliencia de nuestras sociedades y que, operando en el marco del desarrollo de los servicios públicos esenciales (sanidad, educación, protección social, etc.), se erija en una herramienta para enfrentar la crisis económica y ecosocial a la que nos aboca el mismo sistema que ha achicado y degradado constantemente estos servicios al compás de una ideología neoliberal hegemónica que abraza el dogma de la descomposición de lo público.

El escenario que impulsó la socialdemocracia en algunos países durante los años 50 y 60 del siglo pasado implicó un pacto social que ofrecía bienestar para expandir el consumo como ingrediente imprescindible para engrasar el crecimiento económico. Pero hace ya tiempo que el crecimiento, transmutado en fin en sí por el capitalismo global, es el problema. No vamos a entrar en detalle sobre los impactos sociales y ambientales de este modelo; únicamente diremos que, cuando suenan de nuevo las apelaciones keynesianas a recuperar cierto protagonismo del Estado en la economía, resulta absurdo insistir en la fórmula imposible del crecimiento infinito en un planeta finito. Es necesario repensar las nociones de progreso y bienestar, desligándolas del crecimiento. Para iniciar la transición que facilite este desacoplamiento es imprescindible incorporar la política ambiental a los pilares del bienestar. En la salida del abismo abierto por el Covid 19, la transición hacia nuevas formas de relacionarnos con la biosfera y entre nosotros mismos es un reto ineludible si lo que pretendemos como civilización es impulsar valores de equidad, justicia y sostenibilidad.

No será fácil. El combate, por decirlo de alguna forma, por el relato de la crisis y sus salidas se inició ya en los primeros días de la pandemia. El clamor prácticamente unánime que reclamaba una “nueva normalidad” ha ido transmutado progresivamente en una realidad que aspira a parecerse demasiado a la anterior; los que desmantelaron y privatizaron la sanidad y otros servicios públicos esenciales, después de momentáneos deslices pro-estatalistas, siguen queriendo adelgazar la inversión pública y minimizar la acción del Estado, sino explícitamente en nombre del mercado, si en el de una supuesta libertad que acabará por ser, fundamentalmente, la del mercado. En este debate, urge recolocar la EA como un servicio y un bien público esencial para la transición ecológica.

Cabría preguntar si el campo de la EA está preparado para ser un servicio público en esta emergencia permanente en la que estamos instaladas. Por suerte, pensamos que la mayor parte de los y las profesionales de la EA están más que preparados o, si no lo están, tienen una gran predisposición para estarlo en muy poco tiempo. Sin embargo, existen muchas inercias que cambiar. La primera de ellas, revertir la falta de recursos para dignificar y poner en valor la profesión; recursos que rompan el círculo vicioso de la EA concebida como ornamento, como actividad subsidiaria, infradotada económicamente e invisible en y para las políticas públicas. La EA tiene que dejar de ser una nota a pie de página de las políticas educativas y ambientales, para erigirse en un eje transversal, con su propia entidad y estructura presupuestaria e institucional.  De hecho, posicionar la EA entre las grandes prioridades del sistema educativo o de la agenda pedagógica de otros agentes sociales, públicos y privados, sería una extraordinaria forma de comunicar la gravedad y transcendencia de la crisis socio-ambiental a la que nos enfrentamos y la necesidad de reaccionar con urgencia para evitar que sus consecuencias sean demoledoras para la humanidad. De nada sirve declarar la “emergencia climática”, por ejemplo, si no se trasponen a la sociedad señales claras y consecuentes de alarma, que impliquen a la sociedad en las profundas transformaciones estructurales que se precisan para eludir las peores consecuencias de un clima desbocado.

En la redefinición del rol social de la EA hay fuertes inercias que enfrentar. La EA no puede ser, o no puede ser sólo, una forma de “acercarnos a la naturaleza”; tampoco un manual para separar residuos o para troquelar hábitos sostenibles en el hogar (apagar las luces, cerrar el agua, etc.); no puede ser una actividad más de las dirigidas al público escolar. La EA ha de ir mucho más allá para convertirse en un catalizador social y cultural de la transición ecológica. Palabras mayores.

La defensa de la EA como servicio público esencial no sólo requiere más inversión, también reclama proyectos a largo plazo con enfoques innovadores y orientados a la transformación social. Exige, por lo mismo, re-pensar el campo para ser capaces de construir e institucionalizar estructuras de acción pública resilientes. Se trata de instituir políticas públicas de EA en sintonía con otros sectores y servicios esenciales: la sanidad, el sistema agroalimentario, la educación, el urbanismo, la movilidad, etc. Y en todas las escalas y escenarios de la administración. Políticas dónde el apoyo mutuo, la cooperación y la necesidad de entender el mundo desde una óptica social y económica diferente sean la prioridad para poner en el centro el bien común y el cuidado de la vida. Casi nada…

Hagamos un poco de política ficción. Comencemos por algo muy básico: junto a la aprobación de la nueva Ley de Cambio Climático se activa un plan paralelo para poner en el centro la figura del profesional de la EA. Un plan que, con la correspondiente memoria económica, introduce a las educadoras ambientales en puestos clave de la administración autonómica y municipal, actuando como impulsoras y mediadoras de las medidas y proyectos que se pondrán en marcha para reducir nuestras emisiones y avanzar en la adaptación a las consecuencias ya inevitables.

Al mismo tiempo, también será necesario un decidido impulso de la EA en el sistema educativo. La articulación de un currículum de emergencia climática sería una forma contundente de comunicar a la sociedad la transcendencia y el potencial de amenaza de la crisis que enfrentamos. Y, otra vez, una nutrida plantilla de educadoras ambientales que entren en los centros (infantiles, de primaria, secundaria, formación profesional y universidades) y sirvan de punta de lanza para apoyar y acelerar el desarrollo de dicho currículo en todas las esferas de la actividad docente y académica.

En paralelo, como no parece muy recomendable olvidar el ingente trabajo y los aprendizajes acumulados en todos estos años por las pequeñas empresas y cooperativas de EA, se abriría una nueva etapa en la que los conceptos de “convenio colectivo justo”, “concurso público decente” y otras semejantes dejarían de ser aspiraciones utópicas y se convirtieran en normalidad para impulsar un sector privado digno y socialmente innovador.

En todo este proceso no podemos olvidarnos de ampliar y fortalecer las redes y alianzas estratégicas con los movimientos sociales: ecologismos, ecofeminismos, agroecología, etc., habilitando espacios de debate y diálogo permanente en los que poder incorporar críticas, propuestas y conocimientos.

Saber qué se está haciendo, cómo y con qué resultados será fundamental. La evaluación y análisis de los logros (y fracasos) tendría que ser un imperativo, habilitándose recursos y estructuras consistentes en el espacio y en el tiempo para el desarrollo de una investigación social y educativa que retroalimente con sus trabajos las acciones e iniciativas más transformadoras.

Los siguientes pasos tendrán que ser saltos obligados por la propia emergencia –no olvidemos que el cambio climático sigue mientras construimos nuestro particular cuento de la lechera–. Habrá que introducirse en todos los estamentos, incorporando las claves socio-ambientales (de verdad) en la planificación urbana, la gestión sanitaria, la política energética, la política cultural, etc.

Por supuesto, habrá quien, en medio de esta fábula, se empeñe en despertarnos con preguntas impertinentes: ¿y todo esto cómo se financia? También aquí tenemos alguna idea. Mucho se podría hacer en cuanto a la presión fiscal sobre las rentas más altas y las grandes corporaciones multinacionales, pero incluso creemos que una simple moratoria a nivel estatal en la construcción de carreteras, autopistas y demás derivados de asfalto sería más que suficiente para la contratación de todas las educadoras y educadores necesarios para impulsar una transición ecológica justa y socialmente participada. Incluso podría servir para reorientar recursos humanos del sector de la construcción hacia el sector primario, de enfoque agroecológico, por supuesto, que permitiese avanzar en la soberanía alimentaria y revertir la despoblación en la España vaciada. Por pedir…

A distintas escalas, con diferentes medios y con desiguales resultados, todas estas propuestas se han puesto en marcha en varios países y regiones. Apuntamos esto para evidenciar que se trata de decisiones políticas, posibles y, a nuestro entender, necesarias.

No se trata de aprovechar una oportunidad en tiempo de crisis. Es una necesidad para lograr la supervivencia digna en el planeta.

Aquelarre telemático de las gretas de la Educación Ambiental 26J #EA26

Texto de JoseManu Gutiérrez

Greta acaba de apagar el ordenador tras otra sesión maratoniana de video-reunión. Hoy tocaba reunirse con personas que trabajan en educación ambiental para adelantarse al futuro que llega. Una tertulia con compañeras y compañeros de diferentes ámbitos de actuación y desarrollo de este campo a las que, a muchas de ellas, les une una perspectiva incierta.

En la charla, alguien recordaba que, antes de la crisis anterior, se estimaban en 10.000 las educadoras y educadores ambientales, de los cuales alrededor de la mitad perdieron sus puestos de trabajo y bastantes equipamientos y empresas desaparecieron. No podemos dejar que vuelva a pasar, hay que ser proactivas, se reclamaba en el foro.

Las educadoras y educadores ambientales, esta “especie en peligro de extinción” se desayunaba con la noticia, en primera plana, de que el gobierno aprobaba un plan de ayudas a la automoción, dotado con 100 millones de euros. En la sesión de trabajo, alguien hizo los cálculos rápidamente: con el 2% salvaríamos al sector en riesgo durante nueve meses, lo estimado para volver a una actividad normalizada, aunque con los cambios que exijan los nuevos escenarios.

Sin embargo, Greta ya ha pasado por esta historia –pudo superar los trances anteriores a duras penas– y no cree que aparezca en ninguna primera plana un plan de rescate a la EA como van a seguir apareciendo al turismo, a la aviación, a la industria pesada… y veremos si a la banca y las multinacionales. Curiosamente, se rescatan sectores de gran impacto negativo en la lucha contra el cambio climático y no se tiene en cuenta un pequeño sector que lucha y educa frente al mismo.

Greta es un nombre femenino de origen griego que significa perla. Greta, al igual que las perlas, es una persona resistente y brillante, atributos que la hacen ser muy valoradas y metáfora de algo inaudito, atractivo, admirable y valioso. Como el resto de Gretas que conforman el cuerpo de la educación ambiental. 

En el aquelarre telemático de Gretas aparecieron varias prioridades a la hora de salvar a las personas y empresas del sector afectadas:

  1. PRIORIDAD. Cuando retrocede el tsunami del coronavirus y la emergencia sanitaria, vuelven a aparecer las otras emergencias (cuidados, justicia, energética…) y la emergencia climática. Los próximos años son vitales en cuanto a las decisiones que hay que tomar en todas las esferas de la vida para que pueda ser una realidad la mitigación y adaptación climáticas. Y, ante el cambio climático, es inexcusable la presencia de la educación ambiental como un sector estratégico de formación a todos los niveles (escolar, social, empresarial…).
  1. SERVICIO PÚBLICO. El estado, a través de su administración directa o indirecta, tiene el deber de garantizar a su población la educación ambiental necesaria para satisfacer sus derechos y necesidades y para empoderarla a fin de lograr una mayor justicia social, equidad y calidad de vida, sin poner en riesgo los espacios naturales locales y globales.
  2. FINANCIACIÓN. Si es un sector estratégico hay que dotarle de personas, espacios, tiempos…, o sea, de fondos económicos suficientes para que, si bien no pueda garantizar el éxito, por lo menos no se asegure el fracaso. Y es barato para el rendimiento que puede llegar a dar. Formar a la población frente a la crisis climática es una inversión ambiental que solo puede dar beneficios sociales (sanitarios, económicos, culturales…) y ecológicos (biodiversidad, ciclos ecosistémicos, recuperación de la naturaleza…).
  3. VINCULACIÓN. Un sector estratégico no lo es si no está relacionado con los demás. La educación ambiental debe formar parte de las estrategias contra el cambio climático o de economía circular, de las reformas sanitaria o educativa, de las políticas de pobreza energética, rurales, migración o soberanía alimentaria, por ejemplo. Esta vinculación permitirá generar sinergias tan insospechadas como necesarias en el futuro por construir.
  4. DESARROLLO. La educación ambiental es un campo en pleno desarrollo. No hay una única concepción de la educación ambiental y hay que identificar los elementos comunes, los escenarios de futuro afines y los procesos que hagan superar la idea de la educación ambiental como una mera herramienta del sistema, para buscar sinergias entre las oportunidades que ofrecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la visión decrecentista o la perspectiva ecosocial.

Las Gretas de la educación ambiental apuntan estas ideas y, seguro, que tú puedes aportar alguna más o matizar las anteriores, ya que esto es un campo en construcción, un campo con muchas tensiones internas y presiones externas, pero siempre vital frente a la crisis ecosocial.

Porque, la educación ambiental, si alguna vez fue necesaria, hoy es radicalmente imprescindible.

Tu opinión es fundamental ¿te vienes el próximo 26 de junio a las 18h a debatir en #EA26?

¿Qué mensajes debemos dar desde la Educación Ambiental ante la postcovid-19? #EA26 26Abr

El terremoto sanitario provocado por la pandemia mundial de la Covid-19 deja en evidencia varios aspectos fundamentales para la salida de esta crisis, es imprescindible la defensa del bien común como la sanidad la educación y la ciencia.

Por otro lado, esta pandemia ha dejado relegado a un plano mucho menor la emergencia climática que ya había declarado el Parlamento Europeo.

En esta situación se encuentra la educación ambiental cuyo sector debe recuperar aquellos mensajes que sitúen la emergencia climática en un espacio de referencia para salir de la crisis económica y social en la que nos encontramos.

La emergencia climática pasa por un pacto verde europeo y un impulso de 100.000 millones de dólares, ante esta realidad de hace tan solo 5 meses ¿en qué situación se encuentra la educación ambiental?

Este mes en #EA26 queremos buscar qué mensajes debemos dar desde la educación ambiental ante la ciudadanía, ante la política, ante el propio sector.

Es evidente que las educadoras ambientales necesitamos recuperar espacio, personas y narrativas que vuelvan a resituar la emergencia climática y la educación ambiental en el centro del debate, para ello es el momento de estar unidas y más juntas que nunca. Nos necesitamos a todas.

Para vamos a debatir sobre las personas, la salud, los cuidados, el ecofeminismo. La economía, economía ecosocial, economía circular, economía de personas y para personas. Sobre movilidad, movilidad descarbonizada. Consumo, decrecimiento necesario, soberanía alimentaria y la agroecología, la reducción y reutilización…

¿Qué os parece?

¿Nos acompañáis para lograr estos mensajes para una educación ambiental post-covid-19?. Recuerda, 26 de abril de 18h a 19h, en #EA26

Ideas (aquí no extendemos “recetas”) para trabajar la problemática del coronavirus desde la educación ecosocial. #EA26.

EA26ConJoseIdeas (aquí no extendemos “recetas”) para trabajar la problemática del coronavirus desde la educación ecosocial

Introducción

La educación ecosocial pone la vida en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje y basa su desarrollo en los principios de ecodependencia e interdependencia del ser humano.

La educación ecosocial desarrolla la dimensión política de la educación ambiental, aborda el carácter global de la crisis ecosocial, trabaja la construcción de ecociudadanía, desarrolla el empoderamiento ciudadano, fomenta el cambio social frente a comportamientos y ecogestos y educa para la indignación y la emancipación. Todo esto a lo largo de la vida, adaptado a las edades y contextos correspondientes.

Según la OMS, los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.

Propuesta abierta, en torno a posibles preguntas a responder por el alumnado (preferiblemente en colaboración o equipos cooperativos), en cuatro fases:

1.- Sensibilización y/o indignación. Actividades de descubrimiento de la problemática del coronavirus: ¿Qué sabemos del problema? ¿Hay casos cerca? ¿Qué dicen los medios de comunicación y las redes sociales? ¿Qué tipo de información circula (fuentes fiables)? ¿Por qué se ven fotos de algunos supermercados con las baldas vacías? ¿Por qué han subido exageradamente los precios de mascarillas y geles de alcohol? ¿Cuántos afectados hay en el mundo/estado/mi localidad/mi provincia/mi CA?

Recursos:

OMS: COVID-19

Ministerio de Sanidad

¿Qué le digo a mi alumnado sobre el coronavirus?

Preguntas y respuestas sobre el coronavirus

2.- Investigación-acción.

A) ¿Qué es un virus? ¿Cómo funciona? ¿Por qué afecta a los seres humanos? ¿Y a otros seres vivos? ¿Cuáles son las características del coronavirus?  ¿se conoce su origen? ¿Cuál es su peligro? ¿Cuáles son las situaciones sociales de riesgo? ¿Conocemos las medidas preventivas? ¿Cuáles son? ¿Sabemos lavarnos las manos y cara correctamente en un caso de estos?

Recursos:

Coronavirus para niñas y niños

OMS: coronavirus

¡Así me lavo bien las manos!

Canciones para lavarse bien las manos

B) ¿Por qué si se ha originado en China, en un mes se ha propagado por numerosos países? ¿Cuáles son las consecuencias sanitarias? ¿Cuáles son los sectores sociales de más riesgo? ¿Por qué? Muchas fábricas chinas han cerrado temporalmente por el coronavirus, sabiendo que China surte de manufacturas a la mayor parte de las empresas del mundo ¿Cuáles son las consecuencias sociales (cuidados, culturales, igualdad…)? ¿Económicas? ¿Ecológicas? Si el transporte comercial disminuye,  ¿Cuál es la consecuencia en emisiones de CO2 y en el cambio climático?

Recursos:

Impacto del coronavirus en la economía global

El coronavirus frena la economía del planeta

La cuarentena en China frena las emisiones de CO2

Coronavirus y cambio climático

El cambio climático es más mortal que el coronavirus (ONU)

El coronavirus evidencia la carga sobre la mujer de los cuidados familiares

Cuando el coronavirus hizo visibles los cuidados

El relato oficial del coronavirus oculta una crisis sistémica (CTXT)

Las lecciones que puede dar el coronavirus a la especie humana

Antropoceno: tiempo para la ética ecosocial y la educación ecociudadana

El extraño caso de la doctora Qiu, el paciente saudita y la muerte del profesor Plummer (IEEE) (para adultos)

C) La OMS es la referencia mundial en esta crisis ¿Sabemos qué es la OMS? ¿Quiénes son sus miembros? ¿Cómo se financia? ¿Qué lobbys influyen en sus decisiones? ¿Cómo ha cambiado la definición de pandemia en los últimos años? ¿Por qué?

Recursos:

Gripe A, el negocio del miedo

Declaración de pandemia por la OMS

D) ¿Cuáles las acciones proactivas y reactivas que se recomiendan? ¿Qué se está haciendo en mi entorno? ¿Qué medidas ha tomado la administración, el centro escolar o la familia? ¿Son suficientes? ¿Es importante seguirlas? ¿Por qué? ¿Qué valores se traslucen en actitudes que siguen las recomendaciones o si no se siguen?

Recursos:

Medidas del gobierno frente al coronavirus

3.- Empoderamiento y acción. Empresas, centros educativos e instituciones cerradas temporalmente, ¿sabemos qué podemos hacer? ¿Sabemos del riesgo individual y social de no atender a las sugerencias sanitarias? ¿Sabemos a qué podemos/estamos dispuestas y dispuestos a renunciar para evitar riesgos? ¿Con qué otras problemáticas ecosociales está relacionada esta crisis? ¿Cómo podemos descubrir y hacer frente a los bulos? ¿Sabemos cómo podemos ayudar/cuidar a otras personas en esta crisis? ¿Qué podemos aprender de esta crisis? ¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para próximas crisis sanitarias? ¿Qué se les puede pedir a las autoridades? ¿Cómo?

Finalmente, ¿qué se puede hacer? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué vamos a hacer? [1]

 

Recursos:

Preguntas y respuestas frente al coronavirus

Lávate bien las manos (explicación del por qué lo mejor es el jabón)

Consejos para la población acerca de los rumores sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV) (OMS)

Educar para la transformación ecosocial (Fuhem)

Educando para la transición ecosocial

4.- Educomunicación. Comunicación de los resultados de esta investigación a través de los medios educativos: prensa, radio, televisión o redes sociales escolares, campañas informativas  escolares o municipales, presentaciones, exposiciones, teatro, información en papel o en web (a valorar el impacto social y ecológico de cada medio), eventos especiales (lipdub, flashmob, Instagram Storie…) y todo lo que dé la imaginación de docentes y estudiantes.

Recursos:

Cartelería y población infantil

 

Más recursos

[1] Tomado de Educatio ambientalis. Invitación a la educación ecosocial en el Antropoceno (Gutiérrez Bastida, 2018). Extracto aquí.

 

Plan de Acción de Educación para la Sostenibilidad. Redes sociales y educación ambiental. #EA26

Cuando han pasado ya 20 años desde la publicación del Libro Blanco de Educación Ambiental en España, durante este año 2020 está previsto que se elabore el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad en España 2020-2025 (PAEAS).

Este documento, coordinado por el CENEAM con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, forma parte de las medidas incluidas en las líneas prioritarias establecidas por el Gobierno dentro de la Declaración de Emergencia Climática aprobada por el Consejo de Ministros el pasado mes de enero.

Para la elaboración del PAEAS se ha puesto en marcha un proceso participativo que pretende dar como resultado un documento consensuado por la mayor parte del sector y que incluya las líneas estratégicas de la educación ambiental en España para los próximos 5 años, a través de medidas y acciones concretas.

Este proceso participativo tiene varias fases con diferentes alcances cada una de ellas. Se puede ver la descripción del proceso y las acciones que se van desarrollando en la siguiente página del CENEAM

Actualmente se está desarrollando un trabajo por sectores estratégicos:

  • Administración General del Estado.
  • Comunidades Autónomas.
  • Administraciones Locales.
  • Sector Privado (Empresas y Fundaciones).
  • Asociaciones Ambientalistas.
  • Organizaciones Sociales, Sindicatos y Movimientos Ciudadanos.
  • Profesionales de la Educación Ambiental y Equipamientos Ambientales.
  • Medios de Comunicación y Redes Sociales.
  • Espacios Naturales Protegidos.
  • Educación Formal y Comunidad Educativa.
  • Universidad.

Cada uno de estos sectores cuenta con un equipo de coordinación cuya misión es elaborar, a través de la participación directa de profesionales de cada una de las áreas enumeradas, una primera versión del PAEAS a partir de un documento base existente elaborado por el CENEAM.

Posteriormente esta primera versión pasará por diversas fases con otras fórmulas de participación hasta culminar todo el proceso en un Congreso Nacional de Educación Ambiental en el último trimestre de 2020.

Desde #EA26, como no podía ser de otra forma, queremos potenciar y colaborar en que este proceso sea lo más participativo posible y comenzamos esta tarea proponiendo un debate sobre el sector que nos afecta más directamente, redes sociales y educación ambiental.

El próximo 26 de febrero, de 18:00 a 19:00, os proponemos participar en un debate para encontrar solución a las siguientes cuestiones:

  • ¿Son necesarias las redes sociales en educación ambiental?
  • ¿Cómo pueden las redes sociales ayudar a la educación ambiental?
  • ¿Qué herramientas son necesarias para reforzar el papel de las redes sociales en la comunicación ambiental?
  • ¿Qué estrategias serían necesarias para aumentar el número de profesionales de educación ambiental que utilizan las redes sociales?
  • ¿Cuál es el papel de la administración pública en este campo?

La Educación Ambiental en tiempos de Emergencia Climática. 26/1/2020 #EA26

Texto por

Sera Huertas
@reverdeconcausa

Hemos comenzado un año que se presume importante para la educación ambiental. Se han iniciado los primeros pasos para la puesta en marcha del Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, que si todo sigue según el cronograma previsto, culminará con el esperadísimo Congreso Estatal de Educación Ambiental en septiembre, algo que el sector demandaba insistentemente desde hace años. Solo por esto ya sería más que suficiente para considerar 2020 como un año clave para la educación ambiental, pero todas sabemos que aún hay más…

La pasada COP25, celebrada en Madrid, dejó patente que la sociedad civil, y con ella el sector de la Educación Ambiental, ha creado suficiente masa crítica para hacerse oír y dejar claro que quiere acción frente a la emergencia climática, y la quiere ya. Una sociedad civil que estuvo muy por encima de los representantes políticos y que está dispuesta a exigirles y dictarles el camino que han de seguir desde las administraciones públicas.

Este tren está en marcha y la Educación Ambiental debe ser locomotora junto a los ilusionantes movimientos juveniles, del profesorado y de la ciudadanía en general.

Y no me voy a olvidar de Teresa Ribera y la Vicepresidencia de Transición Ecológica y Reto Demográfico, algo que muchos albergábamos como un deseo, y que por fin se ha hecho realidad, una Vicepresidencia “verde” desde la que abordar el mayor reto que tiene la humanidad, y por tanto este Gobierno, como es la emergencia climática.

Y escribo esto como miembro del equipo #EA26, ¡JODER #EA26! Una iniciativa y un equipo de personas que en el último año han actuado de catalizador del resurgir de la EA en este país e incluso, según nos cuentan, en algunos países de Latinoamérica.

No voy a referirme a todo lo hecho en el último año por #EA26, pero si queda claro que este 2020 está plagado de retos y exigencias para todo el equipo y estoy seguro que vamos a estar a la altura.

Y para empezar estamos en enero ¿Y eso que significa? Pues que llegamos al Día Mundial de la Educación Ambiental, que como todas sabéis a estas alturas es el 26 de enero, y en nuestro caso tenemos debate.

Os cuento que este año hemos pensado que los debates deben basarse en las temáticas que se tratan en el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad, con el objetivo de canalizar las muchas voces que se reúnen en torno a los debates #EA26 y acompañarlas al trabajo que muchas compañeras y compañeros realizaran en los grupos de trabajo de este plan durante los próximos meses. De igual modo plantearemos encuentros en el formato #EA26_con con profesionales de otros temas que consideremos interesante incluir también.

Para este primer debate, que además coincide con el Día Mundial de la Educación Ambiental planteamos el siguiente tema: La Educación Ambiental en tiempos de Emergencia Climática. Y para nutrir el debate de buenas ideas te recomendamos leer esta reciente publicación de nuestro compañero Daniel Rodrigo-Cano @drotorrent , que ha coordinado junto
a Rogelio Fernández Reyes, La Situación de la #EducaciónAmbiental en tiempos de #EmergenciaClimática, que te puedes descargar aquí.

Próximo debate #EA26 será el domingo 26 de enero de 18:00 a 19:00 ¿Te lo vas a perder?