Tomemos el voluntariado ambiental como un tipo de movimiento ecologista – gracias al cual, la conciencia pública y las ciencias del medioambiente han mejorado en los últimos años-.
Para conocer el “origen” de los movimientos ecologistas nos remontaremos a Theodore Roosevelt, prominente conservacionista, que fue el primero en tratar el tema de la Conservación ambiental en la agenda política de los Estados Unidos, aunque más centrado en condiciones de vida saludables que en cuestiones ecológicas.
El movimiento ecologista moderno nació en paralelo al período dorado de la era industrial. Cuando se puso de manifiesto que la actividad humana podría terminar con el planeta tal como lo conocemos.
Uno de los objetivos de estos movimientos era llamar la atención de la población y las instituciones sobre los problemas ambientales y las consecuencias irreparables que el desarrollo sin control podía tener sobre el medio ambiente.
Y qué mejor forma de sensibilizar que implicar a la población en las acciones de reconstrucción y mejora de áreas degradadas. De esta forma enlazamos los programas de voluntariado con los movimientos ecologistas.
Una figura que ha impulsado el voluntariado en general en los últimos años es la RSC, o Responsabilidad social corporativa también llamada responsabilidad social empresarial (RSE), que se define como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido. El sistema de evaluación de desempeño conjunto de la organización en estas áreas es conocido como el triple resultado.
Los antecedentes de la RSE se remontan al siglo XIX, en el marco del Cooperativismo y el Asociacionismo que buscaban conciliar eficacia empresarial con principios sociales de democracia, autoayuda, apoyo a la comunidad y justicia distributiva
IKEA, DECATHLON, TELEFÓNICA, EDP, … desarrollan programas periódicos de voluntariado dentro de su citada política de RSC. De hecho, diversas fundaciones ambientales tienen firmados acuerdos con las citadas empresas y con otras para la organización de actividades de voluntariado “a la carta”.
A través de estas acciones conjuntas entre empresas y ONG’s se consigue transmitir a la sociedad en general (trabajadores, accionistas, inversores, consumidores, autoridades públicas y ONG) valores de respeto y compromiso por el medio ambiente; pero no debemos olvidar que al obrar así, las empresas esperan que el compromiso que han adoptado voluntariamente contribuya a incrementar su rentabilidad.
Aunque no sólo las empresas y ONG’s están desarrollando estos programas, también las administraciones públicas, como el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (dentro del Programa de Educación Ambiental y Voluntariado) que pone a disposición de la ciudadanía los voluntariados en Parques Nacionales y Reservas Naturales y voluntariado en Ríos, todas las CCAA, y algunos ayuntamientos.
Pero, ¿Hasta qué punto son aprovechadas esas jornadas para desarrollar la educación ambiental?
¿Los voluntarios tienen claro el objetivo de su acción particular?
¿Todas las actuaciones de voluntariado en la naturaleza son voluntariado ambiental?
¿Se puede considerar el voluntariado ambiental como una actividad turística?
En realidad cuando un grupo de personas, sensibles al medio ambiente y con ganas de hacer algo por mejorarlo se desplazan en grupo a un entorno de naturaleza ¿no es una ocasión ideal para conseguir de ellos un mayor compromiso?
Desde nuestra experiencia, cuando la población local se implica en un proyecto medioambiental es muy positivo a largo plazo, un ejemplo de ello son los llamados “Días del árbol”.
Si implicamos a los más pequeños de la población en la reforestación de laderas o terrenos baldíos, a medida que vayan creciendo y vean crecer la vegetación, la considerarán suya y la respetarán, por lo que harán todo lo posible para que sobreviva y por extensión, cuando vayan a otros lugares procurarán conservar y no destruir.
¿Tiene el mismo efecto en los voluntarios que llegan desde fuera de los municipios?
Las pequeñas acciones locales tienen consecuencias a nivel global, por ello, es interesante aprovechar esas acciones de voluntariado, para ir más allá.
Si quieres debatir con nosotros sobre estas cuestiones, únete el próximo 26 de octubre a nuestro debate #EA26.
Beatriz M. Guerra
@ComplejoPrae
3 respuestas a “Voluntariado ambiental y Educación Ambiental. #EA26”